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14/12/14

Poema de Sylvia Cirillo


Quitar la vida ha sido siempre un acto obsceno.
   como parir en una mesa de hospital lleno de gusanos
   vestidos de blanco.

 
  Escapar aullando en el silencio del polvo
  - con sésamo y menta en la lengua - gritar
  las graves puntillas del comino
  las flores de cardamomo  que quedaron
  en nuestra cocina  esperando
  el Zaatar de nuestra madre.

  Abrir la herida del grillo que anida en el caldo de los viejos
   ser el veneno del té a la hora de la Luna

   en mi almena sefardí, hacen cuarenta lluvias
   cae sangre.

  La memoria de los ojos habla el verde del tahine fresco
   y la muerte - incapaz de la palabra -
  dice lo que no creyó en el amuleto de la sangre

                 el incendio reduce el rezo a cenizas.



© Sylvia Cirillo

2 comentarios:

  1. Duro, ácido pero impresionante. Un poema que nos hace temblar de desasosiegos. Felicidades.

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  2. Fuerte, colorido, intenso.
    "hacen cuarenta lluvias que cae sangre" Buenísimo, Sylvia!!!

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