Poema de Sylvia Cirillo
Quitar la vida ha sido siempre un acto obsceno.
como parir en una
mesa de hospital lleno de gusanos
vestidos de blanco.
Escapar aullando en
el silencio del polvo
- con sésamo y menta
en la lengua - gritar
las graves puntillas
del comino
las flores de
cardamomo que quedaron
en nuestra
cocina esperando
el Zaatar de nuestra
madre.
Abrir la herida del
grillo que anida en el caldo de los viejos
ser el veneno del
té a la hora de la Luna
en mi almena sefardí,
hacen cuarenta lluvias
cae sangre.
La memoria de los
ojos habla el verde del tahine fresco
y la muerte -
incapaz de la palabra -
dice lo que no creyó
en el amuleto de la sangre
el
incendio reduce el rezo a cenizas.
© Sylvia Cirillo
2 comentarios:
Duro, ácido pero impresionante. Un poema que nos hace temblar de desasosiegos. Felicidades.
Fuerte, colorido, intenso.
"hacen cuarenta lluvias que cae sangre" Buenísimo, Sylvia!!!
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