Poema de María Laura Coppié
Recién ayer
Anoche empezó
una estación prohibida
que no es el invierno
aunque tengo frío incluso en la memoria.
Todos mis recuerdos
tienen los labios azules.
El corazón me late con fuerza,
en la garganta y entre los dedos,
enredado en el pelo
y adentro de la cartera.
Sólo queda mi corazón,
todo el resto de mí es helado y liviano
como para irse con el viento,
como esas guirnaldas de muñequitos
que recortamos para las fiestas del colegio
Froto con desesperación
las manchas de las ventanas,
espanto las arañas demoliendo sus casitas,
asesino las conjuras de polvo de los rincones
escupiendo pecados
como a esas invisibles espinas del atún.
Pido ayuda a gritos,
dando manotazos
y la única señal que decodifico
es la de las huellas de grasa
estampando la pared.
La mañana aparece para recordarme
que aunque entre las nubes me sienta desamparada
es el sol
el que dibuja la sombra bajo las cosas.
© María Laura Coppié
3 comentarios:
Que hermoso poema, que se pierde en su desasosiego y se reencuentra en su templanza. Felicidades.
jorge pablo moreno.
Muy lindo, Malala, y con un mensaje de tímida esperanza que se acomoda bien a la fecha. Te mando un abrazo. Adriana Maggio
Buen poema!Me gusta su remate.
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