IDENTIDAD
Donde la soledad escucha los velados sonidos que el tiempo
emite, allí, donde la lluvia es nostalgia, existen pueblos antiguos. Han echado
raíces en los cerros, a orillas del Altiplano, donde el cielo es el milagro y
el río es un misterio. Los he visto con el sol generoso del mediodía y en la
clara quietud de noches consteladas. Habitan entre pircas ancestrales,
permanecen como paradigmas incorruptibles, siempre en pie; soportan recuerdos
punzantes, evocan ausencias. Son promesantes del sol, peregrinos de la altura,
enemigos férreos de la sombra, respetuosos del silencio, custodios inflexibles
del pasado. Honran la Tierra y su destino es eterno. En secreto van trepando
las laderas. Con constancia milenaria avanzan, aún en las noches más oscuras;
cuando la luna se hace cómplice, se encaminan y se elevan.
¿Cardones? ¡Así se empeña en llamarlos la gente! Pero yo los
he descubierto prosperando sin prisa, a plena luz. Juro que los he visto y que
ellos me han reconocido anhelando mis raíces… y me han llamado. ¡Es cierto que
ascendí con ellos! Hemos sorteado las mismas piedras. ¡Me han alentado a vencer
cada repecho!
En las tardes en que el viento se hace música, cuando roza
sus espinas, de sus voces melodiosas surgen verdades, como antiguas plegarias
desde el punto clave de la Historia.
Una noche luminosa he acudido a la cita. Pude oírlos. No
gritan. No susurran. Simplemente me han nombrado en la lengua originaria. Desde
entonces... ¡yo comprendo tantas cosas!
Conmovedor poema, un saludo de
ResponderEliminarSilvia Loustau
Seguramente escrito,- "en las tardes en que el viento se hace música" -
ResponderEliminarPrivilegio!
Abrazo
Maravilloso y sentido por tu manera de contar poesía tan comprometida!
ResponderEliminarCariños.