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28/11/14

Poema de María Laura Coppié

  
A esta altura

Porque si esa noche hubiera llovido
no habría luna testigo
ni el abrigo de las hojas
incapaces de temblar.
El corazón a la intemperie,
los labios acomodándose
con la imposible certeza
de las gaviotas ciegas
y tantas preguntas de las que
no me interesan las respuestas
sobre su piel nueva
tocada por naranjas.
No dijo mi nombre,
no conocía la cama,
me aceptó descalza
bailando sobre lo tibio
en horas oscuras, profundas
como el mar que nunca vio.
El amor es hambre,
tatuó con aliento en mi cuello

y se durmió despatarrado
como una brújula loca,

aunque qué importa ahora
dónde nos queda el norte.

© María Laura Coppié

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