10/11/14

Poema de María Elena Tolosa


Sentadas en la vereda
las ancianas miran el vacío
en la ventosa tarde de octubre,
una mujer las vigila, no irán
                   a ninguna parte,
solo observan, aguardan que
transcurran las horas
para ir a dormir, quizás a soñar
        con días pasados,
la piel seca , los ojos hundidos
y unas ojeras delatando la soledad
que corroe el interior,
no hay nadie, solo queda la calle
llena de ruidos
que de tanto rugir se convierten en silencio


© María Elena Tolosa

8 comentarios:

Anonymous jorgepablomoreno. ha dicho...

Este bello poema nos invita a su sosiego y su reposo. Nos sienta en el milagro de los días y nos hace cómplice de sus versos. Felicidades.

jorge pablo moreno.

11 de noviembre de 2014, 6:05  
Anonymous Anónimo ha dicho...

ay, maría elena, cuánta profundidad sincera para definir una época de cada vida donde el silencio, el los casos. sabés cuánto me puede este poema! mañana en la reunión te doy doble abrazo. muy bella la ilustración.susana zazzetti.

11 de noviembre de 2014, 11:26  
Blogger claudia tejeda ha dicho...

me fui por tus imágenes a la edad de ese silencio.
Hermoso María Elena.
abrazos

claudia

11 de noviembre de 2014, 17:59  
Blogger Liliana ha dicho...


Ese final es muy bueno, esos dos últimos versos me desbarrancaron.

Lily Chavez

12 de noviembre de 2014, 13:37  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Bello, poema, María Elena! Hermoso, como vos!! Fabiana

23 de noviembre de 2014, 12:55  
Anonymous betty badaui ha dicho...

Es conmovedor, muestra la dureza de una parte de la sociedad y contrasta con la inefable ternura de los personajes, tan reales, tan claros. Sólo puedo agregar que admiro a la persona que sabe decirlo de esa manera.
Un abrazo
Betty

23 de noviembre de 2014, 20:19  
Anonymous Anónimo ha dicho...

La transmutación de la vida y la voz implacable del silencio unido a la indiferencia, cuando llega el final del ciclo. Muy bello María Elena. Un abrazo.


Elisa Dejistani

24 de noviembre de 2014, 21:56  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Una maravillosa muestra de arte, poder
pintar la soledad, la nostalgia y el silencio con un acabado sentido de equilibrio
Muy buen poema Maria Elena
Ignacio

27 de noviembre de 2014, 16:04  

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