Poema de Daniel Arias
Es la hora incierta
de las espumas grises,
es la hora de la proa
que desciende a la garganta del mar,
nadie duerme en este parto
nadie llora sobre la sombra,
la noche siempre regresa
con su vistosa revelación de ángel,
le han robado los ojos al mar
se le han ido las manos,
los oídos tiemblan por la borda
de los barcos que esfuman,
su rosa de óxidos y herrumbre,
su compás de vientos
su ronda secreta,
el antiguo canto de los pequeños peces
promete luces bajo el signo.
Detrás del oscuro pedernal y más abajo,
junto a la espalda del último abismo,
en la soledad oscura
del pequeño hueso,
la despavorida soledad
del sueño en la boca,
mariposa de sal y noche
máscara de silencio,
agua infinita
agua de frío
agua de agua
agua de miedo
agua y espina
miedo en línea,
en la burbuja queda
mi fragmento de hombre,
en su astilla de noche
agua de nombre,
noche de noche,
Dios en retirada.
(niños esclavos de Camerún tirados al mar, febrero 2001,
barco ETIRENO)
© Daniel Arias
Foto: César Uribe
3 comentarios:
Te felicito Daniel, muy bueno tu poema de denuncía sobre la muerte de estos niños, víctimas inocentes de una vil explotación de tráfico humano..un abrazo! Amalia M. Abaria
Te felicito, Daniel, muy bueno tu poema que denuncía la muerte de estos niños, víctimas inocentes de una vil explotación de tráfico humano. Abrazo! Amalia M. Abaria.
Espanta la realidad a veces y el poeta abraza con sus versos.
Abrazo
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