La vida
abre los ojos
y sostiene la mirada ante el cielo
que se extiende al sol como un pañuelo leve.
Es el saludo del tiempo que pasa.
Es el viejo Mércury celeste de mi padre
por la calle polvorienta.
Ese auto ya no existe
pero
yo lo miro pasar desde la ventana
y él, me deja
abandonada al azar.
Poema de ensoñación. Ontológico y concreto, esa mezcla lo vuelve muy bello.
ResponderEliminarClelia Bercovich
Precioso tu poema! Un abrazo, Dolores Pombo
ResponderEliminarNostalgia, emoción hecho poema.
ResponderEliminarBesosss
Mucha ternura en tu acto de recordar. Bello.
ResponderEliminarCuando la nostalgia nos permite asomarnos a su ventana nos invade la ternura del poema. Hermoso! abrazos
ResponderEliminarRosa Lía
nostalgia, deja vú de un auto que no deja de pasar en la memoria del corazón que resiste.Bello!!!!
ResponderEliminarabrazo
claudia tejeda
bellísimoooo!!! me encantó ese canto al tiempo. un beso enorme, enorme!!! francisco
ResponderEliminarhermoso poema con una imagen que se repite sin tiempo. Gracias por abrir esta ventana y dejarlo pasar.
ResponderEliminarLeonor, alguna veces el pasado nos viene a visitar sin aviso. ¿Sabes? ¿Quien puede decir que todavía no se pueda dar una vuelta en un viejo Mercury celeste cualquier día de estos?
ResponderEliminarMe encantó este poema frágil y nostálgico, como la concreción mágica de un deseo que sabemos que va a esfumarse en breve. Creo que todos los que leemos tu texto nos apropiamos de ese Mercury celeste como símbolo de los objetos que describen nuestro pasado. Un abrazo. Adriana Maggio
ResponderEliminarSonia Quevedo
ResponderEliminarEs precioso, sutil, de tenue colorido y amable entorno. Bello poema.
Sonia Quevedo