Los violines son tristes,
como los árboles,
como las calles sin nadie,
como la nieve
cubriendo los despojos del último invierno.
Como clepsidras,
como lamentos de astilla,
como galápagos nocturnos,
como pentagramas de ónice,
como azules despedidas, como ábaco,
como musgo o prehistoria,
como una luz entre cipreses
que no quiere detenerse.
Son tan tristes los violines,
…como esas tardes de bronce
cuando bajas los ojos hacia
esos pensamientos que yo nunca sabré.
© Jorge Moreno De Los Santos
Un bello poema con grandes comparaciones hasta llegar a la final que cierra el poema perfectamente.
ResponderEliminarAbrazo
Elisabet
Hola Jorge: tu poema sobre los violines me recuerda a un cuadro de Chagall, con ese sonido especial que le imprimiste también a tus versos, una melancolía penetrante y a la vez irresistible. Lo disfrutè mucho Irene Marks
ResponderEliminarQué hermoso poema, tiene cadencia, y la música incorporada. Hermoso realmente.
ResponderEliminarLily Chavez
Bello tu poema gracias por compartirlo
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