Poema de Marizel Estonllo
ALREDEDOR DE LA TARDE
a Jorge Cabrera (in memoriam)
Esta hora en la que el sol pone su mano en los edificios
laterales.
Hora donde dejamos las armas porque empieza el amor.
Esta hora que es ciertamente dulce porque prevalece en su
tibieza.
Soporta lo que es certero y final.
Todavía podemos alejar la muerte, distraerla.
Desatenderla. Desalentarla.
Ella se demora en los ojos de los locos
donde la furia y el pánico son los sellos
de las dos manos que abren la desesperación.
No hubo dios del miedo, no hubo dios del dolor.
Pero la locura fue del dolor su última defensa.
Y luego la apacible tarde de los poemas griegos.
Sus consecuentes secretos.
La única manera de conocerse en la amplia fantasía del deseo
en la grieta movediza del sueño.
En la dulce caricia de la amistad.
Haber dejado de apurar los rumbos.
Hacerse agua y deslizarse.
Juntar caracoles en la costa, para nada, para ningún fin.
Acercarse hasta la orilla
sin haber dejado ninguna tristeza interrumpida,
ningún dolor apremiado.
Solamente el cauce limpio, la tierra abonada,
un poema escrito en una habitación a plena oscuridad.
Una hoja iluminada, abierta en la plenitud de lo otorgado.
Y ese gesto se aproxima alrededor de la tarde,
como un oportuno modo de estar.
© Marizel Estonllo
4 comentarios:
bello en su profunda nostalgia. Paolantonio.
Un gran poema Marizel, con bellos recuerdos y análisis profundos
Ignacio
Qué maravilla alcanzar ese "oportuno modo de estar"..."hacerse agua y deslizarse"...Es un hermoso poema que me hizo reflexionar.
Me encantó tu texto Maricel, muy bellas imágenes, me conmovió mucho, y me quedaron resonando en el alma los párrafos: "en la grieta movediza del sueño" "hacerse agua y deslizarse" "juntar caracoles en la costa, para nada" y "un poema escrito en una habitación a plena oscuridad"
Oscar Perdigón
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