Poema de Edna Pozzi
La niña en el columpio
En cada atardecer
el hombre baja las
escaleras de su casa
y se sienta en el parque
a esperar las estrellas
En el parque hay una niña
columpiándose
y en cada movimiento su
cuerpo de cinco años
cubierto con un vestido
blanco
traza rayas de luz en el
crepúsculo
El hombre ve el
resplandor
la finura exacta de la
luz
pero sus ojos detenidos
en la estrella más lejana
vislumbran la otra niña
la que en Oxipur o
Calibán
está balanceándose en un
columpio
con un vestido blanco
bordado de flores amarillas
Las niñas no se conocen
pero el hombre sabe que
el universo
es así de preciso y bello
e inútil
Quisiera quedarse en el
parque
escuchando el ruido del
columpio
pero trepa las escaleras
de su casa
donde lo esperan dioses
oscuros y pequeños
dioses con olor a pena y
a rocío
y a pan recién horneado
y a corazones rotos
© Edna Pozzi
13 comentarios:
Bellísimo!!!
Placer leer tu poema.
Abrazo!
Tére Vaccaro.
No entiendo bien porqué o desde dónde (acaso haría falta?)me ha llenado de una honda nostalgia tu poema... tal vez por otra niña, balanceándose en un columpio de memoria antigua, mi memoria.
Gracias
Bonito y sentido poema..gracias por leerte..abrazos..Susana Roberts
muy bello... gracias por la poesía!
norma starke
Sugerente, tierno, triste y... para reflexionar.
Siempre es un placer volver a leerte Edna
¿HAY UNA DESCRIPCIÓN MÁS BELLA Y PRECISA DEL UNIVERSO?FELICITACIONES, ADMIRADA Y QUERIDA POETA.Isabel Llorca Bosco
Me gustó mucho leerte.
toda esa ternura, gracias.
Que bello poema , que descripción tan exacta del momento, gracias por compartir
maria elena tolosa
Edna, poema mágico que muestra una honda sensibilidad humana
Absolutamente hermoso y profundo. Duele y al tiempo reconforta, qué sensación extraña. Gracias por el sentimiento entregado.
Edna... querida Edna, Qué belleza tu poema. Nostalgia, tanto sentimiento, la calidez de la infancia y de tu palabra que abraza. El corazón rebasa con todo esto, pero a la vez siente pena. Lo existencial profundo atraviesa todo tu poema.
Leerte es escuchar a tu ser, a tu alma. Y es siempre un placer precioso. Gracias! Y gracias a ... Gustavo Tisocco.
Cecilia Glanzmann
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