Para qué
para qué seguir moviendo las manos si no pueden tocar a las
gaviotas que vuelan heridas; para qué seguir si la tierra que mañana nos
cubrirá los párpados será el lodo que naveguen nuestros animales de la ira;
para qué seguir si la muerte nos invade y nos paraliza con su neblina en el
páramo de la noche; para qué seguir si tenemos el corazón bajo llave, esperando
que nos toque el inexistente triunfo;
para qué seguir con esta farsa cuando mis amados sólo respiran por los los orificios de la muerte;
para qué seguir si la madrugada me trae el aroma de su
perfume y su beso es un pez enterrado en mi boca; para qué seguir con estas
manos vacías que sólo escriben cartas que me condenan; para qué seguir
apretando los puños si el abandono del beso y del abrazo es mi propio
destierro;
para qué seguir si se acabó la música en esta ciudad y sólo
espero que mi memoria muera envenenada;
para qué seguir si la palabra ya no nos condena y sólo queda
el poema tatuado en el cuerpo.
( work in progress)
© Silvia Loustau
Estimada Silvia,
ResponderEliminareste poema me llega como un testimonio de desencanto,sin embargo al final está la luz en el poema que queda tatuado en el cuerpo y eso es motivo suficiente para seguir.
Un gran abrazo,
Juany Rojas
Después de la caída y la desolación sólo sigue levantarse y llenarse de sentido, a este poma le falta el contrapoema, la epifanía.
ResponderEliminarCon afecto
Walter