MANOS
Manos ajadas
manos
de pañales
mamaderas
surcos
y semillas
manos
jardineras
césped de verano
amasijo leudante
canela y pico
manos
de pintura
de paredes y ventanas
marcos de miradas
manos destruidas
manos
de caricias
de adiós sin despedida
de noche virginal
de sucesos
de pañuelo
rocío de la muerte
manos agrietadas
tierra donde florece la sonrisa
y se siembra la palabra
son mis manos la gloriosa costumbre de la vida
© Elisabet Cincotta
Como siempre, encantada de leerte y encontrarte en las manos gloriosas de la vida.
ResponderEliminarBesos amiga mía.
Uy...qué lindas manos, Elisabet, qué buen poema.
ResponderEliminarUn abrazo
Betty
Hermoso canto agradecido a esas manos que construyen la vida
ResponderEliminarEs un poema conmovedor Elizabet
Lleeno de experiencias vitales.
Felicitaciones
Ignacio
me atrapó. creo que fueron tus manos. bellísimo. susana zazzetti.
ResponderEliminarQue buen poema, las manos que pudieron hacerlo todo y guardan surcos que ennoblecen
ResponderEliminarmaria elena tolosa
Gracias, Gus!
ResponderEliminarGracias por estos 8 años de poesía.
Qué hermoso!! Manos de la vida!!
ResponderEliminarVa mi abrazo!
Tere Vaccaro.
Manos hacedoras, prolongación de un espíritu igualmente exquisito y noble. Felicitaciones, querida Elizabet. Excelente poema!
ResponderEliminarAbrazos
Elisa Dejistani
Hermosa celebración de vos misma, a la tejedora de sueños!! Bravo, Eli!! abrazo, María Chapp
ResponderEliminarUn hermoso poema escrito con el corazón puesto en el papel. Felicitaciones Elizabet, beso Alicora.
ResponderEliminarExcelente poema Elisabet!.. son tus manos en la gloriosa costumbre de escribir poemas... siempre.
ResponderEliminarAbrazo grande!!
me encantó, es bellísimo, gracias por compartirlo, francisco
ResponderEliminarManos de poeta que abarcan los silencios que esconde la palbra para luego iluminarlos. Abrazo. Antonio Pourrere.
ResponderEliminarBelleza de poema...
ResponderEliminardescribiendo sintiendo emocionando.
abrazo.
Cynthia Rascovsky.
Muakkkkkkkk
Querida Eli, mire que belleza de poesía. No se porque me has hecho recordar el "Canto a mi mismo" de Whitman. Tal vez porque en la enumeración de la vida de tus manos, aún aflora el optimismo y la esperanza de hacer más, mucho más...
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