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Poema de Roxana Palacios





Aidos

Olvidé que había servido un plato de comida a la invitada
y que ella -la misma mujer ceñida a la barra de hielo
que golpeó una puerta frente a la cuna de mi hija recién nacida-
lo aceptó con el desgano que justificaba su presencia
en ese sitio, sentada a mi mesa, la noche de la hospitalidad.
Cualquier evidencia era pura fantasía.
Por eso el hombre miraba cada tanto de reojo,
por eso despertó  varias veces esa noche, tuvimos sexo,
un mecanismo silencioso, fácil, subordinado
 -ahora lo sé-  al pánico de su existencia.
                Pensé en imágenes. Inventé recuerdos.
Odié la palabra y me refugié en ella.
Escribí sobre la muerte de mi padre toda la semana.
Después  compartimos el desayuno,
un diálogo rápido desplegando su ficción llena de diminutivos,
su risa metálica  sonando en la intimidad de nuestra  casa.
Dos caminos para una misma voz:  una mitología
más cerca  de nuestros hijos que nosotros mismos.


© Roxana Palacios

3 comentarios:

  1. Hola Roxana:un poema de variadas lecturas, un tanto onírico, y también cargado de recuerdos que van formando una trama por ratos angustiante pero que finalmente se resuelve en una frase existencial:"Dos caminos para una misma voz",cuando la presencia de la muerte y el nacimiento son dos caras de una misma moneda. Muy interesante y original Irene Marks

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  2. David Sorbille dijo...
    Querida Roxana: Un texto motivado por la sutil manera de expresar los sentimientos que se bifurcan, el deseo, la angustia y el mito que enciende tu prodigiosa inspiraciòn. Un abrazo

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  3. gracias por tu lectura, Irene!! Es verdad, la vida es bastante onírica a veces! Un abrazo, Roxana

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