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Poema de Mariano Shifman


SONETO DEL HUMILLADO

Desdén, diaria fatiga, el vituperio
de acatar una voz porque se eleva;
rendir la endeble espalda en que se prueba
el tenso látigo de cada imperio.

Como si nada. Como si el criterio
que recluta a los siervos de la gleba
fuese divino. Ya no me subleva
ni el silencio de Dios, el gran misterio.

Quien me demanda cuenta con su ofrenda:
Dios son los otros, hasta nuevo aviso;
les basta el apetito o el alarde.

Yo, desconozco aún lo que preciso:
si olvidar, no olvidar, que Alguien comprenda,
o sentir que mi llama también arde.

   © Mariano Shifman

6 comentarios:

  1. jorgepablomoreno.5 de mayo de 2014, 4:56

    Soneto profundo, áspero y existencial. Un soneto reflexivo y ácido que confluye en su misterio. Felicidades.

    JORGE PABLO MORENO.

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  2. Un poema... un soneto... un estilo.
    abrazo poeta.


    Cynthia Rascovsky

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  3. Bueno y profundamente filosófico Gracias

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  4. durísimo tema, la humillación al límite de su propia posibilidad: "Ya no me subleva ni el silencio de Dios"...muy bueno, Mariano!

    Marta Ortiz

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  5. Muy bueno tu soneto, Mariano. Un reclamo de justicia, un llamado a Alguien, la soledad del desamparo.
    Un abrazo ,
    Amalia M. Abaria

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  6. Beatriz Minichillo26 de mayo de 2014, 16:32

    Un juego entre el soneto y la palabra y un significado profundo
    Bello soneto

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