Me
acaricias en todos los instantes
Aunque
invisible estás en mis angustias
O en las
aguas con que lavo heridas
Desde
aquella mañana
en que
fructificó el aliento compartido
Fue tal vez
una densa madrugada
O quizás
cuando el sol ya se asomara
la vida se
anunció
Y en ese
ayer luego del grito consagrado
enmudecí al
ver los jazmines
Que mil
auroras destacaban ¡Blancos!
Y pude
convivir en cauce seco
Sin la
humedad del lecho abandonado
Y crecí, en
la caricia y en la espera
Sin
embargo a los jazmines del presente mío
los marcan
las tinieblas
En los
atardeceres de mi llanto
Y la calma
eres tú…La Poesía
Eres
palabra en cada desatino
Y
sombra y canto eres…
Y te busco
en las arrugas de mi rostro
en la risa
quebrada del olvido
Más eres
también la carcajada
Compartida
mil veces
¡Y ese
gesto en la mueca de mis labios!
La cómplice
aventura de los años…
Ya los
huesos me dictan tu presencia
Que de
caminos recorridos hablan
Y la carne me dicta las urgencias
De los
sueños que habitan mis mañanas
Y tú sigues
allí, lamiendo mis arenas invadidas
Marcándome
los pasos
Y yo,
desnuda, me descubro temerosa
Porque te
espero, aún en el ocaso…
© María
Alicia Gómez de Balbuena
Me ha llegado el poema y acompaño tus palabras. Además, te quiero mucho amiga.
ResponderEliminarLily Chavez