Poema de Daniel Arias
Yo fui el que soñó con un cielo
completo y limpio un día
cuando nadie había pasado por ningún mal
y abrí la palabra a los pájaros migratorios
con los dedos de la tarde balbuceantes todavía.
Sin misterios ni símbolos vi pasar la tempestad
de las puertas lavadas interminablemente por la lluvia,
también ví el cansancio rutinario
y cuando a cada uno llegó una estrella ciega.
Mi sombra se alargó en las paredes una tarde de junio
que no puedo nombrar, un atardecer de manantiales
silenciosos
y figuras de ojos quietos y helados en oscuras catedrales.
El asombro llegó con un cielo delgado lleno de ojos y
almendras,
de danzas y bocas desprendidas de amor que se fundían en una
llama de oro
labios descubiertos de noche y de conjuros,
de mares nupciales altos como la paloma de tu nombre.
Después, entró el mar y derramó distancias y promesas
y todo se vistió con el sol de tus ojos.
Ahora soy el que vio sumergirse un cielo
cansado del viento y de sus ruinas,
nadie me ha respondido, ni una sílaba,
y el cielo ajeno como un huésped se fue,
descendió ……descendió……...remolinos de ceniza
callado como un veneno inflexible y lento hacia el no lugar,
mariposas dentro de ojos que abandonan flores.
© Daniel Arias
8 comentarios:
David Sorbille dijo...
Excelente poema, Daniel!! Un abrazo
Daniel, muy bueno el poema, gracias!
tu asombro, el que llegó con un cielo, es mi asombro por este poema de luces y sombras con un estilo tan cuidado. susana zazzetti.
Hermoso poema de asombro y de luces. Bien construido.
Bellísimo poema Daniel "Limpio"
Daniel, la delicadeza y la profundidad filosófica es la marca en el orillo de tus poesías.
muchas gracias por los elogios, son muy buenos conmigo. abrazos.
Este poema tiene imágenes muy bellas y una construcción que va deslizando distintos estados del alma. Muy bueno!
Amalia M. Abaria
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