“Entre mi amado y yo siempre hubo una espada; / justo en el
medio de la pasión el filo helado, el fulgor venenoso/ que anunciaba traiciones
y alumbraba la herida en el final de la novela” Olga Orozco (La mala suerte).
La Espada
Tú eras la espada y la herida
el jinete y la traición,
también la victoria inútil.
El deseo carcomiéndome la piel
detrás del sollozo.
Eras un mar ahogando
mis días de juventud,
y esa perversa persistencia
de buscar y responder donde no hay cielo.
Como un castigo terrenal fue tu amor.
Ya pagué todas mis culpas,
si las tuve.
© Sonia Del Papa Ferraro
Sonia, no es la primera vez que te digo lo que me gusta tu escritura y vaya epígrafe para desencadenar este bello poema.
ResponderEliminarLily Chavez
Sonia, no es la primera vez que te digo lo que me gusta tu escritura y vaya epígrafe para desencadenar este bello poema.
ResponderEliminarLily Chavez
ResponderEliminarUn poema preciso en su desgarro.
Me encantó.
Un abrazo,
Alicia Márquez
ResponderEliminarSonia, este es un poema total, la totalidad puesta en el otro, y la ganancia de la voz poetica, apostar, a todo o nada, y pagar, como honorable jugador.
Un abrazo afectuoso.
Carmen Amato
Gracias Lily, Alicia, Carmen, siempre hacen bien y alientan los comentarios, gracias y besos Sonia .
ResponderEliminarTambién somos la cicatriz donde mirarnos sin culpa alguna.
ResponderEliminarAbrazos
David Rosales
David Sorbille dijo...
ResponderEliminarImpactante poema, Sonia!! Te felicito