Taller de pintor
para Ariel Mlynarzewicz
La ciudad duerme, y si no duerme, se ha callado.
"La sospecha, como el murciélago,
sólo vuela en la oscuridad".
Hacia el oeste crece una luna violeta y
asombrada de su propio poder
( he convertido a mi mesa en un taller de pintor)
y hacia el sur, en foco a mi amanecer,
avanza un olvido como una marea.
La soledad es esta indefensión, el temor a mi propio
desierto donde el único árbol -casi furtivo-
sólo dé olvidos como fruto.
La mañana vendrá, la luz vendrá,
pero mi vieja tristeza envuelta en trapos
carece de la sabia
lentitud
de los escribas.
Tiene la furia de los muertos, el amarillo
de los muertos.
Espero al oscuro azul como a una llave.
© Paulina Vinderman
Un recorrido melancólico por los días aún por inventar. Un lienzo donde asumir el dolor y la pérdida, una fuga hacia las eternidades negadas. Buen poema, felicidades.
ResponderEliminarJORGE PABLO MORENO.
Excelente tu poema, tocaya.
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