LA ARTERIA DESVELADA
Tú y yo, dos pequeños impostores,
dos retazos de tiempo, tú y yo,
la proa de un secreto defendido
y el oriente de todo lo que espera;
oficiamos anónimos rituales,
la narcosis propicia del misterio
cada vez que el reverso de la noche
nos educa en sus torpes contraseñas.
Nuestras lunas son frágiles, tú sabes,
y es mejor si algún fresno las hechiza
y es mejor si la lluvia reproduce
su victoriosa llave de planeta.
Conocemos, cansancio por cansancio,
la arquitectura cómplice del sueño
donde tendimos trampas necesarias
para emboscar, un día, la inocencia.
Llevamos, es verdad, las cicatrices
de cada golpe de memoria. Somos
la arteria desvelada donde pulsa
este amor que nos salva y nos condena.
Tú y yo somos dos sobrevivientes
pero nadie bendice los naufragios,
nadie admite la sed que nos iguala
cuando la culpa ensaya sus linternas.
Por eso remontamos la utopía
y aprendemos su oscura ceremonia
mientras, en las orillas del sosiego,
restaura sus disfraces la vergüenza.
© Ariel Giacardi
Muy buen poema, la estrofa final lo cierra perfecto.
ResponderEliminarAbrazo
Elisabet
..la proa de un secreto defendido...Muy buen poema poblado de imágenes y un cierre magistral Un abrazo
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