Y qué con esta muerte
Y qué con esta muerte que nos desmembra
los pasos, los partidos ya partidos,
que viene con nuestra memoria también, pero no.
Y qué con esta muerte bancaria que nos embarga
los anillos, y si puede, los puños.
Y qué con esta muerte judicial que nos confisca
el grito y el alivio, porque todavía falta,
porque no es momento, porque hasta a un reptil
vamos a leerle sus derechos.
Y qué con esta muerte policial que mientras tanto
nos gatilla y nos roba el mientras tanto
y la niñez.
Y hay que ver en qué casa se mete, hoy todavía,
a arrebatarnos descalzos
de la cena, del sueño ganado y el amanecer prometido;
y hay que ver con qué vuelo de mosca
nos empluma las bocas
y quiere encontrarnos tiesos, grises, sin nombre.
Y qué con esta muerte puta, de burdel, en fin, porteña,
muerte de absurdo baile de adoquín,
muerte burlona, de dientes mostrados como poker de aces.
Y qué con esta muerte anónima de querer sepultarnos
y de cobardes escondidos en los nombres de las calles.
Y hay que ver qué solos quieren dejarnos
y qué solos se quedan hoy que el hoy
ya no pueden apropiárselo, ya no pueden mutilarle
las ganas al futuro de llegar.
A esta muerte tan repleta de nosotros,
tan preñada de pataleos y libertades
póstumas, indómitas hasta el tiro final;
a esta muerte la revivimos, la reencarnamos
con graffitis blasfemos en las paredes
internas de nuestro ataúd,
con rasguños de quienes
no se someten a la mortaja, de quienes,
si les quitan el aire, se lo inventan,
se escriben aire en la piel y se respiran.
Uno pronuncia “aire” y el otro lo busca
en su boca hasta renacer desde esa oscuridad,
desde ese hambre de decirlo todo,
incluso a nosotros, vivos.
© Daniel Chao
Me gustó mucho la fuerza , pero sobre todo la carga de realidad envuelta en lírica, Te felicito. Gastón Sequeira
ResponderEliminaruna conjugación de dolor, protesta, angustia por el hoy, el mañana, me llevan al centro de este magnífico, brutal poema, escrito con la certeza de lo que nos rodea.va mi abrazo. susana zazzetti.
ResponderEliminarMuchas gracias. Es uno de los mayores placeres que a alguien le guste lo que uno escribe. Abrazos.
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