16/11/13

Poema de Máximo Ballester



LA FÁBRICA

Las mesas, las estanterías frías.
El piso.
Las cajas apiladas.
Las bolsas con nombres de localidades
o con nombres de negocios o apellidos.
Mercadería: prendas, talles, texturas, colores.
Las cajas con etiquetas que indican un destino.
Las máquinas de sunchar.
Los rollos de tela embolsados y apilados.
Las largas mesas de corte.
Los ruidos.
Los papeles.
Las ventanas altas. El día colándose
por entre los vidrios como pidiendo permiso.
Los cielorrasos.
La losa.
Los escobillones juntos en un rincón.
Los cestos de basura.
El polvillo, la pelusa de las telas cortadas.
Nuestras pequeñas cosas por ahí, ocultas,
debajo de las mesas. Nuestras pequeñas cosas
de todos los días.
El timbre de la puerta, dócil al dedo, tonto al oído.
El timbre largo, el de llamada, que anuncia las 8.
Las camionetas afuera.
Las oficinas.
El jefe.
Los pasillos.
Los baños.
Las escaleras.
La máquina de café.
Los matafuego.
Las cintas amarillas de seguridad.
Las planchas.
Los carros.
Los canastos.
Las computadoras.
Las cintas de embalar.
Las lapiceras/los marcadores.
El talle S.
El talle 42.
El talle XXL.
El jersey, la modal, la frisa, el jean.
La radio.
Los parlantes.
La radio otra vez.
Mi ficha 190.
Todas las fichas ordenadas como pequeñas
lápidas junto al fichero.
Los relojes. La hora. Los relojes.
Las puertas, todas las puertas.
Todos nosotros.
Todos nosotros yendo y viniendo.
Todos nosotros funcionando.
Las cajas desarmadas.
Las cajas con manchas de aceite de máquina.
Las cajas cerradas con cintas que en rojo dicen:
FAJA DE SEGURIDAD.
Las bolsas que arrastramos, que acomodamos.
Las bolsas que cargamos.
Nuestras voces. Las cosas que decimos.
Todas esas palabras que a veces no sabemos bien
por qué las decimos.
Nuestras miradas. Nuestros gestos.
La fábrica vista de afuera.
La fábrica vista de adentro.
Todas las cosas ordenadas.
Todas las cosas por hacer.
Todas las cosas que hacemos y las que no hacemos.

Algún día voy a morirme por todas estas cosas.


© Máximo Ballester

17 comentarios:

Blogger Marta Ortiz ha dicho...

un relevamiento casi kafkiano que indica rutinas, costumbre, automatismos varios, vemos pero no vemos lo que vemos cada día (como clonado del día anterior y del anterior y del anterior y...), y el remate que sacude fibrosidades y calcificaciones mentales: algún día voy a morirme por todas estas cosas. un golpe a la mandíbula, diría Arlt. muy bueno y saludos, Marta Ortiz

17 de noviembre de 2013, 17:09  
Anonymous Anónimo ha dicho...

El poema pareciera sólo enumerar, describir minuciosamente cada cosa, cada espacio, cada hora. Lo que importa está dentro o fuera de todo eso y aparece asomando entre versos y comparaciones, en forma muy sutil.
"El día colándose/ por entre los vidrios como pidiendo permiso"; "nuestras pequeñas cosas por ahí, ocultas..."; "todos nosotros funcionando" ( ¿parte de la maquinaria humana?), las bolsas, las palabras, las miradas...Y los versos finales casi demoledores, sabiamente escritos.
Me dejó conmovida tu poema. Gracias por compartirlo!
Un cariño
Hilda Díaz

18 de noviembre de 2013, 14:15  
Anonymous Anónimo ha dicho...

excelente poema, una enumeración que define lo existencial en muchos momentos en donde la rutina nos despersonaliza. no sé si es tu caso, te imagino solamente poeta, pero si lo es, a pesar de todo, has logrado un aparte muy especial que te lleva a decirlo con enojo o tal vez tristeza pero de una innegable y bella entrega.susana zazzetti.

18 de noviembre de 2013, 18:08  
Anonymous Anónimo ha dicho...

La rutina es eso, pasar por el lado de las cosas y que no nos quede en la retina, no prestamos atención y esta enumeración intensa nos hace ver lo que sucede. Y como siempre te digo amigo, todo lo que decís es por algo y la resolución de lo tuyo es siempre para pensar.
Besos

Lily Chavez

19 de noviembre de 2013, 20:35  
Anonymous Elena Cabrejas ha dicho...


MÁXIMO, TU POEMA, MÁS LA ILUSTRACIÓN DE SIEMPRE GENEROSO GUS ME CAUSÓ DE PRONTO LA
SENSACIÓN DE QUE HABLABAS DEL GENOCIDIO JUDÍO
EL HERMOSO FINAL PEGA FUERTE.TE ENVÍO UN BESO.

ELENA CABREJAS

21/ 11 / 2013 16 hs.

21 de noviembre de 2013, 15:56  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Excelente!!! Esta fábrica como cualquier otro espacio que nos hace olvidar a veces, salir e ir a "Jugar" Cariños
Alicia Corrado Mélin

22 de noviembre de 2013, 8:59  
Anonymous Anónimo ha dicho...



Espero que vivas de otras cosas, no que mueras de esas. Excelente poema.

Un abrazo,

Alicia Márquez

22 de noviembre de 2013, 10:26  
Blogger Adriana ha dicho...

La enumeración casi interminable con que se describe la fábrica produce sensación de asfixia y desesperación. Surge del texto una honda desesperanza y un clima de muerte potenciado por excelentes imágenes como la de las fichas como lápidas. Un abrazo. Adriana Maggio

22 de noviembre de 2013, 11:17  
Blogger Eduardo Espósito ha dicho...

Gracias, Máximo... me hiciste sentir un cachetazo bradburyano...

23 de noviembre de 2013, 11:28  
Blogger Rolando Revagliatti ha dicho...

Golpe a la mandíbula, cachetazo, asfixia... Sin duda, Máximo, a algunos nos das alcance. Y estoy complacido por esto y por aquel libro tuyo, "Musas extraviadas", que en julio de 2009 leí por primera vez y que acabo de releer.

Abrazos.

Rolando
*

23 de noviembre de 2013, 16:17  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Máximo: asfixia, alienación, desesperanza, pero tu yo poético transmutador te trae a lo vital, la alegría de tus ofrendas que todos celebramos!!!! abrazo, María Chapp

24 de noviembre de 2013, 14:31  
Anonymous Anónimo ha dicho...

La fábrica por dentro y por fuera vista con ojos de poeta, no tiene desperdicio, Máximo.
Aplausos, bises y un gran abrazo
María Rosa León

24 de noviembre de 2013, 20:12  
Anonymous Anónimo ha dicho...

"we don't need no education" cantan los nños en la mítica The Wall de Pink Floyd. Lei tu puntual poema con esa música. El resultado? GENIAL.
mi abrazo MAXIMO! paolantonio

29 de noviembre de 2013, 14:38  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Una ennumeración infinita de cosas y casos ciertos. Tu creatividad puesta al servicio del poema, un hallazgo sin duda alguna. Me encantó, felicitaciones Alicora.

29 de noviembre de 2013, 18:37  
Anonymous Anónimo ha dicho...

...entre todo "ese mundo fabricado y que fabricamos"...están las pequeñas cosas, la mirada en el asombro del poeta, ese niño que se conmueve, nuestra pequeña y gran humanidad...!

Abrazo grande Máximo
María Montserrat bertrán

29 de noviembre de 2013, 21:04  
Blogger LIDIA CARRIZO ha dicho...

MÁXIMO ESE EJE QUE DIRIGE LA MAQUINARIA DE LA DESCRIBES LA FABRICAMOS NOSOTROS MISMOS ."LAS COSAS NADA DICEN". QUÉ COSA!...
LA VIDA TIENE SUS COSAS...LIDIACC.

1 de diciembre de 2013, 15:36  
Anonymous Mónica Fazzini ha dicho...

Máximo, impresionante enumeración. Me dejé llevar sin filtros y me bapuleó y oprimió.
Además uno va viendo el ambiente como en un barrido de cámara de un documental.
Un abrazo

1 de diciembre de 2013, 23:32  

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