Los consorcios de Zumatra
Un hombre alquila un local en un edificio.
Pone un negocio. Trabaja trabaja trabaja.
Guarda el dinero ganado bajo cerrojo
en una pequeña caja empotrada en la pared que da al
patio.
Desde el balcón del cuarto piso
un vecino ocioso en camiseta
meta mate
aprende sus movimientos
lo ve resuelto
a cada rato
a confirmar la fortuna que se acumula en la gaveta.
No hay inquina. No hay codicia.
El de arriba se rasca los sobacos y vuelve al
aprendizaje
el de abajo repite su acto varias veces al día.
El de arriba tiene un malvón rojo en una maceta
el malvón se muere, resucita, de acuerdo al sobrante
de
agua en la pava.
Un día la maceta se eleva en las manos que acaban de
dejar el mate
y se detiene en la cornisa descascarada del balcón.
El de abajo parece que trabaja.
Sigue saliendo a cada rato.
Mete la guita. Cierra con llave.
No hay inquina.
El malvón cada vez más cerca del vacío.
No hay codicia.
Otro día el de abajo sale y el de arriba le da el
último
toquecito al destino.
El malvón vuela y vuela la maceta.
En el vértigo de la caída
la belleza de la flor se aminora
aumenta el peso específico de su continente.
El de abajo se despatarra llave en mano. Finado.
El de arriba siente que no ha podido evitarlo.
El detalle del dinero será un ardid
para que el de abajo salga al patio
suavizar el mensaje fatalista.
Pero el del mate: ¿Por qué mata?
Quizá porque estaba a mano hacerlo.
No hay inquina. No hay pasión.
Apenas lo indefectible.
Cosas que a simple vista parecen querer
cerrarse tarde o temprano.
El consorcio prohibirá flores en los balcones.
© Walter Iannelli
Poema para pensar.
ResponderEliminarCuántas cosas ocultan el de abajo y el de arriba...las propias miserias humanas...
El consorcio prohibirá las flores en los balcones...y me vino la imagen de los 70 balcones sin ninguna flor.
Maria Cristina Fervier
Lo dicho, la poesía está en todos lados, en un patio cotidiano y en un relato "como al pasar"...buen momento.
ResponderEliminarClaudio Simiz
Un juego de idas y venidas. Arriba, abajo, adentro, afuera.
ResponderEliminarUna situación que creó versos.
Muy bueno
Saludos
Brillante, evoco lo que alguna vez dijera Borges acerca del cuchillo quiere, está en su naturaleza, herir,cortar. No es nada personal, como el escorpión de la fábula de Krilov.
ResponderEliminarWalter Mondragón
Muy Bien. además sugiero que sea hecho en videopoema, funcionará perfecto.