Lesa humanidad
Llueve.
Llueve todo el tiempo.
Y los árboles silban,
como llorando.
Basta.
No lo aguanto.
Cierro los ojos de pestañas blancas,
cancelo inútiles promesas a los muertos,
las plumas heladas
frente a lo que
alguna vez fue manso,
esta especie de atún desmenuzado del barato
en el corazón,
el orillo del cuerpo con miedo,
la calma en situación de calle
y una estrella clausurándome la boca.
Yo que nunca fui una escaladora experta
por fin me convierto en
la mujer que para el viento.
Me abrigo de tilos
y las golondrinas descansan.
© María Laura Coppié
El límite para salvar la psiquis.Muy bueno!!
ResponderEliminarBesos
ResponderEliminarPoema tremendo, Malala.
Feroz.
Impresionante.
Un abrazo grande.
Alicia Márquez
Decididamente poderoso.
ResponderEliminarAbrazo. PAOLANTONIO
si la poesía es un estado de ánimo transcrito en imágenes este poema es uno de sus paradigmas, qué sensación genera, muy bien.
ResponderEliminarGracias
W.M.
María Laura, tiene la fuerza y la belleza de la autenticidad que siempre va a conmover.
ResponderEliminarAbrazos