EL MUSGO Y LA CALMA
Solo, en la penumbra,
el sobreviviente del mar
tiende su planicie verde
sobre la larga pétrea
y descansa.
Cómodo en el muro
instala sus vegetaciones
de orden
y constancia
y como el antiguo reptil
que lo horadaba,
ama la húmeda
colonia de la sombra.
En espera silente,
busca en el cielo
al ángel de la lluvia
y su médula seca, entonces,
bebe el diminuto manantial
pasivamente.
Es bueno sentir
su presencia
compañía de la calma
y el silencio.
Pisadas ausentes
lastiman a veces,
ese pequeño gran mundo
esparcido
o un caballo roza
también la frágil, fina capa
de verde, verde musgo
¿Hay lágrimas?
Todos hemos pisado,
alguna vez
el tendido musgo,
nuestra calma.
© Amalia Mercedes Abaria
Gracias por recordar este hermoso
ResponderEliminarpoema, siempre la relectura vigoriza la percepción de la poesía.
Y en este caso también aumenta el respeto y la percepción del musgo como un ser vivo.
Felicitaciones Amalia
Ignacio
Mientras lo leía sentí una dulce placidez, gracias por compartirlo.
ResponderEliminarAbrazos
Betty