Al entrar en el bosque todos los
sentidos eran solicitados: una frescura de sótano sobre la piel recalentada, el
viento en las frondas haciéndole la rima al mar, un aire mezclado de pino y
eucaliptos, los verdes y los marrones competían en discreto encanto y la aguja
levemente mordisqueada desalojaba la sal que se traía en los labios.
© Paulina
Juszko
Sensacional Paulina.
ResponderEliminarMe encantó.
Un cariño!!
Hermoso poema... y nos dejamos entrar en el paisaje, solo para sentir... Abrazo
ResponderEliminarMe encantó tu texto, que despertó mis sentidos. Una sugerencia: me parece que a partir de los dos puntos, los verbos dirían más en presente. Un abrazo. Adriana Maggio
ResponderEliminarBello! Todo el mar en tus palabras!
ResponderEliminarGracias Paulina!
Un cálido abrazo!
Germana
hermoso el texto... se siente, se vive...
ResponderEliminargracias
francisco