18/6/13

Poema de Paulina Vinderman


Detrás de mi soledad estaba el jardín.
Por eso no lo ví; porque ella —la soledad—
lo tapaba todo. 

Una cigüeña se posaba sobre el tejado
que mi imaginación construía para mi relato,
y sus largas patas eran casi palpables en el
asedio del pleno día, tan silencioso como la pizarra
del techo bajo sus palmas rojas. 

Y ése fue todo mi hogar: una estampa más real
que mi cielo de invierno, enamorado para siempre
de los muros que pintaba año tras año.  

País de eternidad, de acertijos, de defensas fatigadas.
 

© Paulina Vinderman

7 comentarios:

Blogger Gastón Sequeira ha dicho...

Muy bueno. Un abrazo. Gastón Sequeira

19 de junio de 2013, 14:09  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Querida Paulina
Cuando la palabra es la puerta de entrada a otras dimensiones, donde el
"tejado" brilla en la voz que surge desde la "soledad". Ese paisaje donde la
"cigüeña" se materializa con sus "patas casi palpables" es el "jardín " donde
las "palmas rojas" nos dan su calor. El "país de eternidad, de acertijos, de
defensas fatigadas" es el que se aprehende a través de la delicada intuición
poética. Que tu voz siga resonando, y ¡que crezcan siempre estas hermosas
manzanas rojas en tu árbol! ¡ Gracias por la magia! Con cariño Irene Marks

19 de junio de 2013, 17:30  
Blogger Nerina Thomas ha dicho...

De excelencia.
Un abrazo

22 de junio de 2013, 0:29  
Blogger Unknown ha dicho...

Una atmósfera muy palpable, muy visible, construiste en tu poema.
Saludos.

22 de junio de 2013, 17:56  
Blogger Ricardo Juan Benítez ha dicho...

Enapenas unas pocas palabras describiste todos nuestros acertijos sin resolución, nuestras culpas indefendibles y mucho más.

23 de junio de 2013, 15:54  
Anonymous silvia loustau ha dicho...

Bello y soledoso poema, un abrazo Paulina,

Silvia Loustau

28 de junio de 2013, 18:23  
Blogger Isabel ha dicho...

Difícil es que la soledad pueble un poema; luego las notas de color, la pintura de los muros, tal vez la rutina de las estaciones. Justo una cigUeña con su halo de fantasía y de creación posada en tu cabeza desde donde surgirá tu relato.Un poema que parece hecho sin palabras para dejar
los juegos y que hable la soledad. Estupendo. Un beso inmenso Isabel Llorca Bosxoi

8 de julio de 2013, 21:25  

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