Sobre mis viejas huellas entre eucaliptos, álamos y pinos. La calle Estrasburgo es una montaña rusa que me conduce a él.
Ya lo oigo suspirar, gemir,
sollozar. Chico caprichoso que se aburrió del mismo juego: siempre rompiendo
con estrépito, removiendo la arena, lamiendo la playa, acarreando caracoles.
Cansado, harto, basta.
Quisiera adormecerse en pileta
mediterránea, entregarse hasta el fondo en transparencias caribeñas. Dejar de
lado la rudeza y jugar a la mamá, la mer-mère,
ser cálido, envolvente, sensual…
© Paulina
Juszko
Hermosa metáfora para nombrar lo que se oculta.
ResponderEliminarJugar a la mamá!!
ResponderEliminarLo que mas disfruté en esta vida!!
Cariños