11/5/13

Poema de Milagros Rodríguez


No es que la puerta se resista a ser cerrada
contrariamente acepta, la caricia que la empuja hasta el “clic”
Y ahí queda
con sus bordes radiantes y sus muertos finitos…como cintas
enredando  las organzas en la floración del viento
 Y ahí comienzan los rituales de resurrección: 
El poema, que quiere ser confortado y espera
de otras voces  para disipar la niebla
para borrar las cosas lastimadas
Los cuartos vacíos, que habrá que llenar de amores prolijos
para  trazar rayas de luz sobre los días terribles

Y la quietud  de la casa
que detrás de la puerta, dibuja esa senda interior
 inasible y eterna
El paso elástico que alarga el tiempo
¡Y tantas cicatrices escondidas!
La voz del hombre que sobre la carne hambrienta
desnuda el cuerpo pero ignora el alma
y olvidar… olvidar 

Las ideas crecen, germinan lentamente
alguien sueña  la palabra resplandor
Y el corazón, se ha inundado con la luz de  esa palabra
 
                                           © Milagros Rodríguez

8 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

ignorar el alma, y su gravedad, y cuando nos pasa, milagros, por suerte queda el resplandor. muy de pie, tu poema. susana zazzetti.

11 de mayo de 2013, 19:42  
Blogger Nerina Thomas ha dicho...

Gracias por tanto!!

12 de mayo de 2013, 1:40  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Soñar las palabras es privilegio de poetas de tu talla, Milagros.
Aplausos, bises y besos
María Rosa León

12 de mayo de 2013, 3:51  
Blogger Isabel ha dicho...

Estupendo poema. "germinan lentamente" en la quietud y van iluminando nuestra mente, nuestra alma, el lugar que se conmueve con lo bello. Un beso, Milagros. Isabel Llorca Bosco

15 de mayo de 2013, 1:41  
Anonymous Anónimo ha dicho...



Ah, Milagros, qué bellísimo poema. Hay que llenar los cuartos vacíos con amor prolijo, sí. O desprolijo. Pero amor.
Me alegró el alma.

Un abrazo grande,
Alicia Márquez

17 de mayo de 2013, 20:55  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Sí Milagros la quietud de la casa detrás de la puerta siempre me ha intrigado y me conmueve, sólo la puerta sabe si los muebles hablan entre ellos, si algún florero se dispersa o si la alfombra se desfleca en el silencio cantado del objeto.
Gracias por tu comentario Michou

24 de mayo de 2013, 18:13  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Milagros,...hay tantas cicatrices escondidas en el alma-casa y tantos resplandores germinando en la quietud del amor, hermosísimo poema,besote, María Chapp

26 de mayo de 2013, 15:26  
Anonymous Anónimo ha dicho...

El final es verdaderamente luminoso
y todo el poema es un viaje embriagador por los espacios de la casa, que hay que llenar de prolijos amores. Mientras la esperanza cambia de lugar, para siempre renacer
Gracias por este poema Milagros
Ignacio

2 de junio de 2013, 16:48  

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio