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11/5/13

Poema de Milagros Rodríguez


No es que la puerta se resista a ser cerrada
contrariamente acepta, la caricia que la empuja hasta el “clic”
Y ahí queda
con sus bordes radiantes y sus muertos finitos…como cintas
enredando  las organzas en la floración del viento
 Y ahí comienzan los rituales de resurrección: 
El poema, que quiere ser confortado y espera
de otras voces  para disipar la niebla
para borrar las cosas lastimadas
Los cuartos vacíos, que habrá que llenar de amores prolijos
para  trazar rayas de luz sobre los días terribles

Y la quietud  de la casa
que detrás de la puerta, dibuja esa senda interior
 inasible y eterna
El paso elástico que alarga el tiempo
¡Y tantas cicatrices escondidas!
La voz del hombre que sobre la carne hambrienta
desnuda el cuerpo pero ignora el alma
y olvidar… olvidar 

Las ideas crecen, germinan lentamente
alguien sueña  la palabra resplandor
Y el corazón, se ha inundado con la luz de  esa palabra
 
                                           © Milagros Rodríguez

8 comentarios:

  1. ignorar el alma, y su gravedad, y cuando nos pasa, milagros, por suerte queda el resplandor. muy de pie, tu poema. susana zazzetti.

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  2. Soñar las palabras es privilegio de poetas de tu talla, Milagros.
    Aplausos, bises y besos
    María Rosa León

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  3. Estupendo poema. "germinan lentamente" en la quietud y van iluminando nuestra mente, nuestra alma, el lugar que se conmueve con lo bello. Un beso, Milagros. Isabel Llorca Bosco

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  4. Ah, Milagros, qué bellísimo poema. Hay que llenar los cuartos vacíos con amor prolijo, sí. O desprolijo. Pero amor.
    Me alegró el alma.

    Un abrazo grande,
    Alicia Márquez

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  5. Sí Milagros la quietud de la casa detrás de la puerta siempre me ha intrigado y me conmueve, sólo la puerta sabe si los muebles hablan entre ellos, si algún florero se dispersa o si la alfombra se desfleca en el silencio cantado del objeto.
    Gracias por tu comentario Michou

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  6. Milagros,...hay tantas cicatrices escondidas en el alma-casa y tantos resplandores germinando en la quietud del amor, hermosísimo poema,besote, María Chapp

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  7. El final es verdaderamente luminoso
    y todo el poema es un viaje embriagador por los espacios de la casa, que hay que llenar de prolijos amores. Mientras la esperanza cambia de lugar, para siempre renacer
    Gracias por este poema Milagros
    Ignacio

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