Poema de Marizel Estonllo
Suave
Giraba en movimientos ondulantes dentro del mortero
/ de mármol
esa blanca masa que ya mezclada
beneficiaría las manos de la mujeres del barrio.
Se llamaba diadermina,
una blanca promesa sin perfume.
Ellas venían a buscarla con sus frasquitos abiertos
y se llevaban el pasaporte a una pequeña felicidad.
Todos los días terminarían de lavar los platos y la ropa sucia
y esa pátina evanescente sería la promesa de una caricia
Y el anhelo de otra caricia.
Después de todo
nada mas parecido
al tacto que tiene la proximidad del amor en una mujer.
© Marizel Estonllo
Etiquetas: Marizel Estonllo
6 comentarios:
Marizel, me encanta tu poema. El ama de casa no renuncia a esa caricia que anhela otra caricia. Y en peor de los casos se queda con la primera. Después de haber tocado tantas cosas desagradables pasan por el mortero de una casa a recibir su cuota femenina. Aunque sin perfume, como las cremas artesanales, las mujeres nos quedamos con el tacto, en las manos y en todo lugar. Conocimiento de una psicología del erotismo de la mujer. Muy, muy suave. Un beso
Isabel Llorca Bosco
Hermoso texto, muy femenino. Es un homenaje a la delicadeza y la generosidad de las mujeres. Una caricia poética. Un abrazo. Adriana Maggio
Tan cotiadiana como necesaria... esa búsqueda de la tersura para lograr la caricia imprescindible.
Besos
Gra Bucci
Un poema que refleja
la ternura. La caricia necesaria.
Besos
gracias a todas estas mujeres bien femeninas que captaron la esencia de esta cremapoema
un abrazo
gracias mujeres ,comprendieron perfectamente ,esa esencia femenina,la poseen ,gracias a todas
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