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29/5/13

Poema de Marizel Estonllo


Suave 

Giraba en movimientos ondulantes dentro del mortero
/ de mármol
esa blanca masa que ya mezclada
beneficiaría las manos de la mujeres del barrio.
Se llamaba diadermina,
una blanca promesa sin perfume.
Ellas venían a buscarla con sus frasquitos abiertos
y se llevaban el pasaporte a una pequeña felicidad.
Todos los días terminarían de lavar los platos y la ropa sucia
y esa pátina evanescente sería la promesa de una caricia
Y el anhelo de otra caricia.
Después de todo
nada mas parecido
al tacto que tiene la proximidad del amor en una mujer.

© Marizel Estonllo


 

6 comentarios:

  1. Marizel, me encanta tu poema. El ama de casa no renuncia a esa caricia que anhela otra caricia. Y en peor de los casos se queda con la primera. Después de haber tocado tantas cosas desagradables pasan por el mortero de una casa a recibir su cuota femenina. Aunque sin perfume, como las cremas artesanales, las mujeres nos quedamos con el tacto, en las manos y en todo lugar. Conocimiento de una psicología del erotismo de la mujer. Muy, muy suave. Un beso
    Isabel Llorca Bosco

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  2. Hermoso texto, muy femenino. Es un homenaje a la delicadeza y la generosidad de las mujeres. Una caricia poética. Un abrazo. Adriana Maggio

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  3. Tan cotiadiana como necesaria... esa búsqueda de la tersura para lograr la caricia imprescindible.
    Besos
    Gra Bucci

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  4. Un poema que refleja
    la ternura. La caricia necesaria.
    Besos

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  5. gracias a todas estas mujeres bien femeninas que captaron la esencia de esta cremapoema
    un abrazo

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  6. gracias mujeres ,comprendieron perfectamente ,esa esencia femenina,la poseen ,gracias a todas

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