A Etelvina Imas, mi abuela.
Era tan mujer y tan espectro en los relatos de mi madre
que sus ojazos de vasca me miraron,
que sus dedos de muerta acariciaron,
mi cuerpo en medio de la tarde.
Y subió como un hilo de plata
desde el corazón
y su otra cara
donde anidan los sueños perdidos
donde habita el camino que nunca será
y el vino derramado en el umbral de la fiesta.
Pero no queda de ti tan sólo ese pasado inconcluso
Descolorido, en un retrato en sepia.
Aquí estoy mirándote abuela
en el espejo de la niña que fui
como una blancanieves que muerde la manzana envenenada
y queda atrapada en el sueño de la muerte.Pero confieso que volví contigo
entre las puntillas y los amuletos
entre las luciérnagas y los abanicos arrastrados por el viento.
Entre las palabras
que reinan en el crepúsculo
para estallar en la memoria
cuando la noche hace su pausa
y emerge el ángel de la ausente.
Desconocida
Hechicera
como canción a medianoche
dispuesta a romper los espejos del presente.
Y es un escándalo tu sangre entre mi sangre
agita el monstruo que desfila desnudo
con su rostro invisible
mientras danzamos
tú y yo
vestidas tan sólo de recuerdos
la íntima melodía que nunca envejece.
© Leonor Mauvecin
Bellísimo homenaje a la propia sangre, de donde proviene nuestra memoria. Hay imágenes muy poéticas que iluminan la lectura. Un abrazo. Adriana Maggio
ResponderEliminarHermoso reconocimiento a la abuela, ellas viven en nosotras,siempre, un abrazo, María Chapp
ResponderEliminarVolvemos por el laberinto del recuerdo, abrazamos a la abuela y a esa niña que fuimos Hermoso poema Leonor!
ResponderEliminarAntepasados que persisten, los hayamos conocido o no. Como esa melodía que no envejece. Hemos oído los recuerdos de otros y los hemos hecho nuestro. Hay algo de maravilla y de espanto en este poema por el acercamiento de generaciones, por ese misterio amoroso que has sabido entonar tan bien.Un gran beso, Leonor. Isabel Llorca Bosco
ResponderEliminarCara Leonor,
ResponderEliminarhay un clima de misterio y suspenso en este poema, con imágenes sugerentes que se abren a otras lecturas y al mismo tiempo proponen la búsqueda y el reconocimiento de las propias raíces. Muy bueno, felicitaciones!
Cariños
Elisa Dejistani
Has hecho que recuerde ami abuela , tan tierna tan dulce como solo ella lo fué y tuvo un final muy triste, pero ya pasó , el poema buenisimo,
ResponderEliminarabrazo
maria elena tolosa
Hermoso!!!Homenaje a la abuela en esa nostalgia vestida tan sólo de recuerdos en la intimidad que nunca envejece.
ResponderEliminarMaria Cristina Fervier
leonor, qué belleza!!!, como me gusta cuando escarbas en la madera de tu estirpe y te reconoces su astilla, su sangre!
ResponderEliminargracias, un beso enorme, te quiero, francisco
tras el texto se asoma la narradora de sensaciones y florilegios. abrazo en la poesía. PAOLANTONIO
ResponderEliminarBellísimo, un gusto leerte,saludos. Laura Soledad Romero
ResponderEliminarUn poema evocatorio; ofrenda y fuerza en las imágenes.
ResponderEliminarY un último verso maravilloso.
Cariños,
Graciela Bucci