Ya es tarde, amanece
no importa cuán
incómodo y poco vital fue el sueño
Yo no nací para dormir,
nunca respeté la luna
caminé esquivando el encuentro.
Tal vez mi madre me recostó sobre
un movimiento impreciso del reloj
un movimiento casi extinto .
Ya muy adentro de la habitación
mis parpados cortan en dos
el horizonte mental
de un sueño
que advierto
ya casi hundido
ya casi del otro lado
A decir verdad, ayer
alguien me susurró que la noche
y el sueño no tienen espesor.
Lo escuché,
Me comí las uñas y mis manos estaban llenas de agua.
© Laura
Soledad Romero
muy bellas contrucciones...
ResponderEliminarbesotes.