Poema de Edna Pozzi

 

SEPULTADA, HABLO CON LA BAILARINA 

                                                A Cecilia Pozzi

 

Lástima, hermosa, que te hayas desprendido

de la pequeña tierra

con una levedad de rama que se aparta

de la densa oscuridad

donde mi corazón descansa entre grumos de barro.

Con qué estricta maldad desatas las raíces

en la noche

y lo perfumado y oculto que guarda mi continencia

como un sobre cerrado

porque yo sé de una manera profunda

que el baile va cesando.

 

¿Cómo podríamos hablar, luego,

dos escarabajos brilantes tocándose las manos

o las antenas y persuadirnos del olor de la hierba

o cómo podrías tú, en su caso,

recordarme en la desollada lluvia de este último invierno?

 

¿Acaso te llamaría para que apartaras los cuevos

que devoran los ojos

cuando estás en el cielo

mirando desde las nubes

toda la frágil belleza distante?

¿Y creerías en mi palabra

no obstante nunca te he mentido

y en los gritos que nacen en la entrecuzada sombra

en el terror de estar quiero e inmóvil

si te balanceas en la espiga dorada

como si la eternidad te fuera extrañamente conocida?

 

Caminan en largas filas los encapuchados

los portadores de la muerte

y la danza va a terminar

en largos cuchillos

si no bajas oscura y pesada

y te sientas sobre la ancha tierra

para decir: ¡Aquí murió mi hermana

y estoy velando por si resucita!

 

© Edna Pozzi