(EL VIOLINISTA JACOBO FIJMAN ENTRA AL BOSQUE)
a Daniel Calmels
De bruces, de cruces, el ambulante
se dibuja a sí mismo con carbonillas rotas.
lavado en el pecho de un dios indiferente, arrasa
lo que pinta, come de esos despojos.
Vive de lo que quema. No hay respiro, solo
palacios de ceniza que recupera su caligrafía.
Príncipe en desamparo abomina del cuerpo.
Arguye que Dios pesa, ¿destruye sus pinturas?
Molino rojo hundido en la hojarasca, interroga
a su sombra: ¿La soledad es un Dios?
¿Tanto pesa esa nada?
El hospicio del mundo le retiró el saludo.
Carga la bolsa de los huesos por el desierto de su cuerpo.
© Jorge Boccanera
Excelente poema Jorge, sentido y perpetuo, como su homenaje
ResponderEliminarQuerido Jorge, tu poema estremece y algunas frases son impresionantes como esa pregunta, ¿la soledad es un Dios?, otra: “el hospicio del mundo le retiró el saludo”. y ese cierre casi in- pensado. Extraordinario texto.
ResponderEliminarSaludos y gracias mil
Andrea
¿ La soledad es un Dios? me quedo flotando en el aire como un respiro agitado , no se porque
ResponderEliminarmaria elena tolosa
Inspirado, excelente poema-homenaje.
ResponderEliminarimpresionante en emoción y sentimiento. de un gran poeta a otro gran poeta, inolvidable. susana zazzetti.
ResponderEliminarcarga la bolsa de sus huesos en el desierto de su cuerpo.... impresionante! que final!!!
ResponderEliminarMariana Vacs
Poeta que escribe sobre otro poeta siempre corre riesgos. En su locura de MOLINO ROJO, en su conversión religiosa, has pintado al excelente poeta y has enunciado esa pregunta sobre la soledad del que se siente demasiado huérfano.
ResponderEliminarEstremecedora y valiente, como toda tu poesía.Un abrazo
Isabel Llorca Bosco
Como es habitual, tu poesía respira la verdad del hombre ,profunda, casi inexpresable,
ResponderEliminarLogrado y sobrio, tu poema lleva a meditar.
Susana Giraudo