PRINCIPIO
Deberíamos
nombrar de nueva cuenta
aquello que nos
ciñe:
al mar, mar, al
vino, vino, a Dios, Dios.
Todo se crea en
nuestros deseos
reverbera en
ecos
y una imagen
pesa más que la ira
y una semejanza
más que la sal.
Detrás de ese
diálogo
existe una
mirada
un latir
solitario
que intenta detener
todos los sueños.
Esa mirada
y ese latir buscan donde asirse,
reposar su
cuerpo, detener su sed.
© David Rosales
Aragón
" una imagen pesa más que la ira" ¡ por Dios! qué certero ésto, y qué bello. susana zazzetti.
ResponderEliminarBellísimo David, me encantó!
ResponderEliminarLily Chavez
Creo que en el diálogo está la cuerda que sostiene
ResponderEliminar¡Qué hermoso que es nombrar las cosas, mirarlas, perpetuar los sueños!...
ResponderEliminarTodo lo que logra tu voz poética está sintetizado aquí, David.
Aplausos, bises y un gran abrazo
María Rosa León
Un bello poema lleno de amor impactante por la calidad del poeta
ResponderEliminarmaria elena tolosa
Un bello poema lleno de amor impactante por la calidad del poeta
ResponderEliminarmaria elena tolosa
Tu hermoso texto me hace pensar en el trabajo del poeta y en el poema mismo, que a través de metáforas y comparaciones intenta expresar lo inefable. El remate me sugiere la transitoria calma que sobreviene después de la fiebre de la creación poética. Muchas gracias. Un beso. Adriana Maggio
ResponderEliminarUN HERMOSO POEMA DONDE LA SAL DE LA VIDA LOGRA SER UN CIELO TAN BIEN LOGRADO NADA FALTA NI QUITAR NI AGREGAR!...LO DICES TODO!
ResponderEliminarGRACIAS POR COMPARTIRLO!
LIDIACC.
Una imagen pesa más que la ira, un verso tan cierto.
ResponderEliminarMuy buen poema.
Abrazos
Elisabet