27/2/13

Poema de Marta Ortiz


Abedul

Peregrina,
hurgaba en el camino
la pálida corteza
que en láminas de seda  
exfoliaba el abedul. 

Papel virgen,
folio donde grabar
en tres o cuatro líneas
una mudanza dichosa
engarzada esa tarde
a una baba de muerte. 

© Marta Ortiz

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6 comentarios:

Blogger Isabel ha dicho...

Muy buen poema con el nombre de esos elementos tan finos que parecden rodearte.Un abrazo Isabel Llorca Bosco

27 de febrero de 2013, 14:43  
Blogger Adriana ha dicho...

Me gustó mucho este poema, en que se aúna lo que sólo separa el tiempo: el árbol y el papel; la sabiduría vegetal y la profundidad del alma humana. Excelente. Un beso grande. Adriana Maggio

27 de febrero de 2013, 17:09  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Querida Marta, poema de una gran delicadeza, los tres últimos versos son de una enorme belleza, besote, María Chapp

27 de febrero de 2013, 22:31  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Hola Marta:
esa “pálida corteza” que maravilla a la "peregrina” nos lleva al origen del papel y a esas “láminas de seda”. Los folios de la planta virgen, allí donde entra la s de la escritura, provienen de la “baba de muerte". La palabra nos llega entonces desde la delicadeza de un sacrificio, es decir que para poder llenar ese folio, debemos arrancar el corazón del árbol. Lka peregrina lo sabe y en su pequeño gesto ilumina el dolor de la corteza arrancada con un homenaje. Un excelente poema. Con cariño Irene Marks

















1 de marzo de 2013, 18:51  
Blogger Marina Kohon ha dicho...

me gusta ese contraste entre la muerte y el pervivir del papel. Un gusto leerte.

2 de marzo de 2013, 16:57  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Me encanta este poema, Marta! lo sabés. Mucho, mucho! una belleza. abrazo grande.Ale Mendez.

5 de marzo de 2013, 10:35  

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