Poema de Alicia Márquez

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Con los años las fotos a color

se tiñen de rosa,

y todos permanecemos fijos en

eternos atardeceres

las blanco y negro se vuelven amarillas,

como las flores que poníamos en los libros.

Pero todas las fotos tenían dignidad.

Nos habíamos preparado para ser inmortales

y ahí estábamos. Y ahí estaban los tíos, los hermanos,

los padres, los abuelos...

Ahí estábamos, sonrientes,

mirando para el costado,

o serios, o quizás un poquito ridículos con copas

de sidra en algún fin de año,

o disfrazados, o con enormes anteojos negros,

con minifaldas, pantalones rosa pata de elefante,

bigotes gigantescos, patillas avanzadoras,

corbatas ridículamente grandes.

Acariciábamos las fotos,

o las besábamos,

y siempre era una fiesta mirar las fotos viejas

guardadas en álbumes silenciosos.

Ahora las fotos son virtuales,

como las amistades nuevas,

etéreas, sin demasiado peso,

sin demasiado compromiso.

Son como palmaditas en la espalda.

Duran un momento efímero.

Porque desaparecen.

Ahora la ves, ahora no la ves.

Las fotos virtuales son como los puertos.

Siempre se van.

 

© Alicia Márquez