a Frida G
hoy puedo dibujar tu nombre
en este renglón sin alambre de púas
ni ladrillo de gueto
Todavía nos unen palabras de historias
que por algo no recuerdo
Frida Grinberg, mujer que me dejaste
los ojos celestes y cansados
Solamente el dolor de los partos
la casa a la espalda
y la escoba en la mano, cetro que empuñabas
cuando aquel rayo dividió tu cuerpo
en la mitad del patio
Frida Grinberg, mujer judía, polaca
Por qué siempre te convoco
cuando tiemblo ante mis propios holocaustos?
Hoy puedo dibujar sobre la hoja
ese rincón del patio
que te llevaste junto a los
espejos
No reflejar la muerte
que no se multipliquen los cadáveres
Y que son los recuerdos sino muertitos
amortajados en la mente
Yo hubiese echado al viento tus cenizas
para tus ganas de gritarle al sol
tanta pena guardada entre dos ruedas.
© Sonia Rabinovich
Sonia, que lindo tu poema y que voz tan tierna. Me encanta esa metafora de los recuerdos como muertitos amortajados en la mente. Genial.
ResponderEliminarUn abrazo afectuoso.
Carmen Amato
ResponderEliminar¡Qué doloroso, dulce, tierno y bello poema, Sonia!
Un abrazo,
Alicia Márquez
Sencillamente hermoso y me parece estar escuchándolo con tu voz y eso es un plus. Un abrazo
ResponderEliminarLily Chavez
Sencillamente hermoso y me parece estar escuchándolo con tu voz y eso es un plus. Un abrazo
ResponderEliminarLily Chavez
conmovedor poema querida Sonia , como tantos otros de "Mujeres Rotas" bello libro que espero con ansias . Un abrazo Leonor
ResponderEliminarconmovedor y bello poema como tantos otros de tu libro "Mujeres Rotas" libro que espero con ansias querida Sonia
ResponderEliminarUn abrazo Leonor
Eres violentamente poética, tu tragedia me alcanza como un rayo en la sombra, sé buena y no repitas la palabra muerte
ResponderEliminarcon admiración W.m