En algún momento alguien contará del bailarín muerto delante de los
pequeños mundos de Kandinsky,
del disparo,
alguien contará con frases, dedos, uñas de frases,
dedos, uñas de palabras, esquirlas, sílabas, balbuceos, dedos, uñas de
sílabas, /esquirlas de balbuceos,
alguien hará ruido con la boca, pólvora de ruido, esquirlas de ruido,
alguien moverá la mandíbula,
alguien hará gestos con los dientes,
alguien moverá la cara
y
no será cierto
Porque nunca es eso.
Y no se trata de miedo,
ni dedos, uñas de miedo, esquirlas, pólvora de miedo
gestos de miedo.
Cuando llega la
muerte
despacito,
no hay ruidos,
no hay silencio.
© Liliana Díaz Mindurry
Liliana: en tu poema hay una revelación muy sutil y dolorosa, y me gusta que este dicha con tanta sencillez: "cuando llega la muerte, no hay ruidos ni silencios"
ResponderEliminarUn abrazo
Carmen Amato
Muy buen poema. Un abrazo. Gastón Sequeira
ResponderEliminarTexto que quita el aliento, hasta el final súbito e inevitable. Me gusta.
ResponderEliminarClaudio Simiz
Admiradora de tu escritura me subo al dolor descripto en este poema que estremece
ResponderEliminarGraciela Licciardi
Excelente. Me fascinaron las imágenes que construíste con la palabra "uñas". Tus poemas son como un puñetazo.
ResponderEliminarDavid A. Sorbille dijo...
ResponderEliminarGenial poema, Liliana! Un abrazo