Poema de Mariano Shifman
LEOPARDI A SÍ MISMO, 1937
En mí cantó la ausencia,
el ansiado beso. ¿Pude ser otro?
Respondan mis huesos, la espalda trunca
que esclavizó mis días.
Supe de esperas, de caricias nunca.
Sí, por siempre reposo
de los vanos conjuros del fracaso,
de anhelar, desgarrándome en suspiros.
No más tedio o borrascas
ni lodos del deseo que me aneguen;
sólo aureola y laureles.
¿Pero a quién sirve la gloria futura?
Hoy, una tersa muchacha me lee:
¡Con qué ojos me ama!
Otra pasión imposible, Natura…
Árida flor, este siglo de fama.
©
Mariano Shifman
En mí cantó la ausencia,
el ansiado beso. ¿Pude ser otro?
Respondan mis huesos, la espalda trunca
que esclavizó mis días.
Supe de esperas, de caricias nunca.
Sí, por siempre reposo
de los vanos conjuros del fracaso,
de anhelar, desgarrándome en suspiros.
No más tedio o borrascas
ni lodos del deseo que me aneguen;
sólo aureola y laureles.
¿Pero a quién sirve la gloria futura?
Hoy, una tersa muchacha me lee:
¡Con qué ojos me ama!
Otra pasión imposible, Natura…
Árida flor, este siglo de fama.
4 comentarios:
Es un regresar a la poesía lírica y escuchar las voces de aquellos poetas que tanto nos hicieron soñar, bueno muy bueno
maria elena tolosa
MUY BUEN POEMA DONDE TODO ES UN IR Y VENIR... EN ESTE ÁRIDO Y BELLO POEMA!
LIDIACC.
Esa árida flor es un hermoso poema!!
Besosssssss
Muy lindo....
muakkkkkkkkkk
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