¿Acaso el hilo finísimo de una bujía
escribía en el aire
tramo a tramo los pasos de la niña?
¿Acaso el rey de bastos
la copa
el oro
jugaban?
Kabaláh en la lumbre.
Temblor pagano, el de la mano
-divina mano-
que tira al azar mis cartas
en la mesa.
© Leonor Mauvecin
Un poema muy creativo que deja lugar a la imaginación ,me gustó mucho
ResponderEliminarmaria elena tolosa
que los nùmeros y lo que hay detrás de ellos
ResponderEliminarlas palabras y su espalda sigan coronando tus poemas
desde gra abrazo
Leonor, poema íntimo, particular y universal La madre, la sabia, conoce de la hija más que ella y lo sueña y la ayuda en el tiempo primero, al menos, a hacer un destino. Delicado y bello poema como el mensaje de las letras en el agua y la magia de su secreto.
ResponderEliminarUN BESO
isabel LLorca Bosco
PRECIOSO, NOSTÁLGICO, LLENO DE INCERTIDUMBRE Y CERTEZA.
ResponderEliminarhermoso, hermoso... me conmueve!
ResponderEliminargracias, un beso enorme!
francisco
Me conmovió las palabra a la madre, las incógnitas y esos retacitos casi mágicos que circulan el poema.
ResponderEliminarUn abrazo
Betty
No todos saben leer en el agua, Muy pocos pueden leer el mundo como vos lo hacés. Un abrazo poeta¡¡¡ Sonia Rabinovich
ResponderEliminarBellísimo! Se me hizo presente con mucha fuerza, esa madre que piensa a la hija en el agua, en el aire, y le da existencia con su pensamiento. Las cartas le fueron propicias. Un beso. Adriana Maggio
ResponderEliminarla magia de la vida y el amor de las madres,hermoso poema Leo,abrazos
ResponderEliminarRosa Lía
Las madres siempre saben. Muy buen poema!
ResponderEliminarAbrazos
Elisabet
Gracias por todos los comentarios , si hubieran conocido a mi madre , sabrían que el poema era ella .
ResponderEliminarDavid A. Sorbille dijo...
ResponderEliminarUn muy singular poema, Leonor. Un abrazo