No escribo poemas de amor presente,
siempre voy detrás de los acontecimientos,
o al costado, como un segundo tren.
Cuando él llama a la puerta con los nudillos iluminados
le abro sin hacer preguntas, sin escudos,
jamás le pongo llave,
lo ejerzo sin metros ni balanzas
y no le doy tregua ni siquiera al aire.
Pero tratándose de escribir,
eso pasa a lo lejos,
es la marea con la memoria a flote
que golpea y golpea en el borde de la mesa
arrastrando pedazos de las navegaciones y los náufragos.
En fin, cuando escribo,
escucho la voz de una sirena
que me pide algunas palabras
para su soledad.
¡Un cierre fantástico Miguel!
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ResponderEliminarMiguel, como siempre, tus poemas me hacen bien.
Un abrazo,
Alicia Márquez
Un maestro total, don Miguel!
ResponderEliminarmaravilloso Miguel!
ResponderEliminarcomo toda su poesìa
un abrazo!
Un poema delicioso con un final de antología. Estoy gozando, Miguel, de unas muertes dudosas increíblemente bellas. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarJorge Luis Estrella
Fantástico cierre para un hermoso poema.
ResponderEliminarAbrazo
Alicia Perrig
Una concepción de la palabra y del mundo libre, ilimitada, sin "metros". Un vuelo del amor "con los nudillos iluminados" y siempre "la marea" de las voces "arrastrando pedazos de las navegaciones y los náufragos" en el pedido de "la voz de una sirena". Un poema que llega como un torrente y nos inunda con su verdad
ResponderEliminarIrene Marks
Que no se calle jamás esa sirena, Miguel. Me gustó mucho. Un abrazo.
ResponderEliminarUn poema que te va llevando con la musica de la voz de la sirena .Muy bello
ResponderEliminarSaludos
Claudia Cornacchioli