DEL CARIBE ESTA COSMOGONIA.
Tres.
Lúdicos ejércitos de velas y remos desatados, deletrean
el frenesí de tus orillas y lúbricos rescoldos.
Trazan sobre las cartas de navegación
los sacerdotes ancianos de Tulum, la ruta mesiánica
de nórdicos pulpos y camaroneros
en que olvidaron sus semillas los nísperos
de tierra adentro, los ciricotes
su vientre preñado por mariposas de agua.
Patio dilatado de perezosos tulipanes arrojados
por las eólicas fuerzas del amanecer de agosto
sobre los ojos fulgurantes del jaguar.
Sobre obesas almohadas de arena su molimiento
ha asentado el Viejo de monte
y su minúscula cabeza la diosa de la luna.
Escondrijo de poetas corcovados y navíos
que huyeron de las conflagraciones de los hijos del Ixtabay
hacia la aternidad de las palabras desvestidas
que no volverán más por sus flores de nieve...
© ALVARO BALTAZAR CHANONA YZA.
Tres.
Lúdicos ejércitos de velas y remos desatados, deletrean
el frenesí de tus orillas y lúbricos rescoldos.
Trazan sobre las cartas de navegación
los sacerdotes ancianos de Tulum, la ruta mesiánica
de nórdicos pulpos y camaroneros
en que olvidaron sus semillas los nísperos
de tierra adentro, los ciricotes
su vientre preñado por mariposas de agua.
Patio dilatado de perezosos tulipanes arrojados
por las eólicas fuerzas del amanecer de agosto
sobre los ojos fulgurantes del jaguar.
Sobre obesas almohadas de arena su molimiento
ha asentado el Viejo de monte
y su minúscula cabeza la diosa de la luna.
Escondrijo de poetas corcovados y navíos
que huyeron de las conflagraciones de los hijos del Ixtabay
hacia la aternidad de las palabras desvestidas
que no volverán más por sus flores de nieve...
© ALVARO BALTAZAR CHANONA YZA.
Foto enviada por el autor
Celebro esta pieza, la tres, de Del caribe esta cosmogonía. No desfallece.
ResponderEliminarRRevagliatti
*
Hermoso poema, descripciones detallistas con términos escogidos tan acertadamente que dan ganas de seguir leyendo (o releerlo).
ResponderEliminarBetty
Tu poema es un aluvión de imágenes, profuso como la geografía caribeña. Disfruto de su riqueza sensorial y de su amoroso detallismo. Gracias. Un abrazo. Adriana maggio
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