Penélope
Algo la toca y
la modifica. Algo la tocó, la habrá de tocar. No se sabe. Si mariposa blanca o
sentencia, pero el tejido se corre, y ella ve. Que no es en vano su estrategia.
Que habrá siempre un olor que se escurra en el cuerpo como un río. Que habrá
siempre almendras en la boca (morderlas y partir esos pedazos antes de tragar,
gozarlos). Noches de insomnio, fortalezas que caen, emanaciones, fluidos o
ganas de cantar. Pero es fiel el sonido del amado, lo único verdaderamente
conocido. Si acaso fuera, estuviera siendo posible. Tejer y destejer, así.
© Ana Guillot
Qué belleza. Tejer y destejer así la palabra.
ResponderEliminarAbrazo
Alicia Perrig
Estimada Ana Guillot: felicitaciones por este hermoso texto, cuyo lenguaje poético y sugerente me ha dejado una grata impresión.
ResponderEliminarHoracio Laitano
Hermoso Ana, me quedo como Alicia con ese tejer y destejer la palabra, la vida, el tiempo... maravilloso
ResponderEliminarUn poema logrado a la perfección de su tejido.
ResponderEliminarUn abrazo