Prosa de Sonia Quevedo
RECORDARE
Al pasar las horas claras entró el tono indefinido de la noche; continuó negra la carga de sueños y copioso el sudor, fue compañero.
Palideció al posarse la mirada sobre el rostro lejano, y ausente, esbozó sutil sonrisa al sentir, el roce de los brazos rodeando entre zafiros la figura.
Volvió la soledad a su covacha, el silencio acompañó nuevamente a los suspiros, y la mirada, traspasó sin ver… a la primera brisa tiernamente abrazada a la alborada.
© Sonia Quevedo
4 comentarios:
Romántico , tierno , sutil un poema bellísimo
maria elena tolosa
¡Un bello cuadro pintado con palabras!
Felicitaciones, Sonia y un beso grande
María Rosa León
¡Que hermosura! Un final arrobador... sobran mis comentarios... sólo leer y disfrutar.
Las palabras se caen de la pintura.Bella prosa Sonia. Un beso
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio