NAVEGACIONES
El mar en la mitad de la tarde,
un rectángulo de arena en el jardín.
Las cartas de navegación,
borrosas,
como el horizonte
y la brújula enredada.
Con la esperanza prestada
marcando el rumbo,
adolecimos de motines ilusorios
y el juguete hecho barco encalló.
Devastados los veranos,
solemos ser al garete
en una embarcación frágil y nocturna,
pero cuando amanece,
estamos inevitablemente solos.
El viento continúa moviendo las agujas del reloj.
Y apenas si atisba.
Y no juzga.
© Miguel Oyarzábal
Muy bueno, Miguel. De la ilusión de la infancia a la devastación de la adultez y la soledad. Felizmente existe el poema, que resignifica y embellece las realidades pasadas y presentes. La poesía queda, en medio del viento y del tiempo. Saludos. Adriana Maggio
ResponderEliminar¡Qué poema impresionante, Miguel! Sos un poeta extraordinario. Gracias por tu mar en medio de la tarde.
ResponderEliminarJorge Luis Estrella
Felicitaciones!Hermosa travesía acompañada de esa imagen marcando testimonio!
ResponderEliminarMuy bueno!
Alicia Corrado Mélin
Hermoso, Oyazarbal. Hermoso.
ResponderEliminarBesossssss
Viejo Miguel tu imaginismo me recuerda a los poetas de los años treinta, pero desde luego no dejas de ser vanguardista por ello
ResponderEliminarTe canto y te celebro.
W.M