Poema de Darío Paiva
Un árbol, a la orilla de un río,
nada parece haber de extraordinario,
excepto un árbol, a la orilla de un río.
Mujeres, hombres
cantan y beben bajo su sombra
(los días se suceden inexplicables).
Refugio de santos locos
será la luna;
de amantes, soñadores,
malabaristas, clowns.
Las mejore plumas para las aves,
plomo, zinc,… oro.
Cantaremos alabanzas tras las barricadas;
los amores serán eternos y numerosos.
…¿Entonces...?
La noche es aún incierta,
y es ella quien promete un sol fabuloso.
El día será nuevo,
el sol estrenara el nuevo día.
Al borde del amanecer,
portando un rostro antiguo,
llegara en el tiempo preciso,
de furioso asombro todo.
(Hombre o mujer, todos y uno- uno en todos)
con palabras autenticas,
nombrara las cosas por primera vez.
A su paso, se sembrara el camino que transitarán
los poetas del verbo de fuego.
© Darío Paiva
Pintura: Adrian Paiva
7 comentarios:
Un poema para reeleer por su maravilloso contenido
maria elena tolosa
Poema lleno de misterio, que parece remitir a etapas ancestrales, en que la palabra y el mundo todavía eran una sola cosa. Muchas gracias. Un abrazo. Adriana Maggio
Darío me hiciste recordar que ayer este hoy no estaba todavía entre mis ojos
gracias
walter Mondragón
Hermoso, me encantó, Darío. Un abrazo.
Darío:
Suma de acontecimientos y ficticios pensamientos ha entregado su poema, a la sombra del árbol y en el efugio de santos locos.
Lo felicito.
Un anuncio de los nuevos poetas con un canto genuino ¿Será posible?
Será posible cuando comprendamos, que todo avance es hacia el origen, entonces no habrá poetas, solo poesía. Darío
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