22/8/12

Poema de Andrea Pizzella


Los duendes grises de la ciudad
agitan con alboroto sus alas de castaño.
Se ocultan ¿dónde?
Me gustaría ver a un gorrión dormir.

A veces, el día es como un almacén de heridas,
baja sus persianas y en la caja
un eterno faltante.
Contabilizo las deudas conmigo misma
y el perro que ladra
en la noche acreedora
suma y suma.

© Andrea Pizzella

6 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

Un bellísimo cuadro urbano y con toda la calidad y la ternura que te caracteriza, Andrea.
Aplausos, bises y besos
María Rosa León

24 de agosto de 2012, 0:39  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Que belleza tiene este poema! Me encantó Andrea , hay en él una especie de ternura que no se contiene y vuela...

lily chavez

24 de agosto de 2012, 8:34  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Gracias por el duende de tu poesía Andrea, el mismo que el de la noche!
Va un beso grande en el día del lector,
Montse Bertrán

24 de agosto de 2012, 15:26  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Hola Andrea: y sí...¿cómo no extrañar a los duendes? ¿cómo no desear ver dormir a un gorrión? Tus palabras tienen la frescura de la inocencia que llega con los ojos de quien no ha perdido el asombro. Tu voz es la de un espíritu perdido en la ciudad, con la lucidez extrema de saber que hay muchas "deudas conmigo mismo". Lo sentí mucho, en especial la habitual ternura de tu palabra que en este poema tiembla ante la falta de respuestas de esa ciudad donde sólo existe "un eterno faltante". Un beso Irene Marks

26 de agosto de 2012, 13:47  
Anonymous betty badaui ha dicho...

Los duendes, el almacén de heridas, la contabilización de deudas y ese perro en la noche que ,no obstante, suma; me impactaron. Bellísimas expresiones.
Va un abrazo
Betty

27 de agosto de 2012, 15:10  
Anonymous Anónimo ha dicho...

Dónde se ocultan los duendes en la inhóspita ciudad??? Qué me adeudo??
Me llegó mucho tu poema, gracias!!! María Chapp

28 de agosto de 2012, 20:40  

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